Trato hostil o vejatorio al que es sometida una persona en el ámbito laboral de forma sistemática, que le provoca problemas psicológicos y profesionales.
El acoso laboral o acoso moral en el trabajo, conocido comúnmente a través del término inglés mobbing: ‘asediar’, ‘acosar’, ‘acorralar en grupo’,1 es tanto la acción de un hostigador o varios hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la enfermedad que produce en el trabajador. Esta persona o grupo de personas reciben una violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles dentro o fuera del trabajo por parte de grupos sociales externos, de sus compañeros ("acoso horizontal", entre iguales), de sus subalternos (en sentido vertical ascendente) o de sus superiores (en sentido vertical descendente, también llamado bossing, del inglés boss, jefe). Dicha violencia psicológica se produce de forma sistemática y recurrente durante un tiempo prolongado, a lo largo de semanas, meses e incluso años, y al mismo en ocasiones se añaden "accidentes fortuitos" y hasta agresiones físicas, en los casos más graves. Una situación de acoso muy prolongada en el tiempo, además de enfermedades o problemas psicológicos, puede desembocar, en situaciones extremas, en el suicidio de la víctima.
Lo que se pretende en último término con este hostigamiento, intimidación o perturbación (o normalmente la conjugación de todas ellas) es el abandono del trabajo por parte de la víctima —o víctimas—, la cual es considerada por sus agresores como una molestia o amenaza para sus intereses personales (necesidad de extorsión, ambición de poder, de riquezas, posición social, mantenimiento del statu quo, etc.)
El término mobbing (del verbo inglés to mob, con el significado antes aludido) proviene de la etología, ciencia que estudia el comportamiento de los animales, sobre todo del campo de la ornitología, donde la conducta defensiva de un grupo de pequeños pájaros consiste en el atosigamiento continuado a un enemigo más grande, con frecuencia un ave rapaz. Estos comportamientos en la naturaleza terminan frecuentemente, o bien con la huida, o con la muerte del animal acosado por varios otros.
El científico sueco Heinz Leymann investigó el fenómeno en la década de 1980, y fue quien utilizó por primera vez el término mobbing para referirse al problema. Otros autores destacados en el estudio del acoso moral y del mobbing son la francesa Marie-France Hirigoyen y el español Iñaki Piñuel y Zabala.
La incidencia poblacional del acoso laboral se calcula que se encuentra entre el 10 y el 15 % del total de los trabajadores en activo.2
El acoso laboral, al producirse, siempre debe ser comprobable. A pesar de que puede llegar a utilizar tácticas muy sutiles y que las conductas de acoso llegan a tener un carácter clandestino, por no dejar excesivas huellas externas, ni contar con testigos dispuestos a revelar lo que han presenciado, el ámbito de la evaluación del acoso en el trabajo debe ser prioritariamente algo objetivo y no meramente subjetivo.
Su definición correcta implica establecer y objetivar el carácter real y fehaciente de una serie de comportamientos que, a pesar de que son habitualmente negados por quienes los practican, se pueden establecer o acreditar externamente por testigos, registros, grabaciones o documentos.
Tales indicadores objetivables muestran que el mobbing no se encuentra tan solo en una especie de mente paranoide o autorreferencial de las víctimas, sino que las conductas de hostigamiento que lo originan existen en la realidad, incluso fuera del espacio laboral, trascendiendo a la familia, el hogar y los círculos sociales que frecuenta la persona.
Características del mobbing
Según el profesor Iñaki Piñuel y Zabala son estrategias habituales en el acoso laboral las siguientes:
- Gritar, avasallar o insultar a la víctima cuando está sola o en presencia de otras personas.
- Asignarle objetivos o proyectos con plazos que se saben inalcanzables o imposibles de cumplir, y tareas que son manifiestamente inacabables en ese tiempo.
- Sobrecargar selectivamente a la víctima con mucho trabajo y presionarla excesivamente.
- Amenazar de manera continuada a la víctima o coaccionarla.
- Quitarle áreas de responsabilidad clave, ofreciéndole a cambio tareas rutinarias, sin interés o incluso ningún trabajo que realizar ("hasta que se aburra y se vaya").
- Modificar sin decir nada al trabajador las atribuciones o responsabilidades de su puesto de trabajo.
- Tratarle de una manera diferente o discriminatoria, usar medidas exclusivas contra él, con vistas a estigmatizarlo ante otros compañeros o jefes (excluirle, discriminarle, tratar su caso de forma diferente, trasladarle a puestos inferiores, rebajarle el sueldo).
- Ignorarle ("hacerle el vacío") o excluirlo, hablando sólo a una tercera persona presente, simulando su no existencia ("ninguneándolo") o su no presencia física en la oficina, o en las reuniones a las que asiste ("como si fuese invisible").
- Retener información crucial para su trabajo o manipularla para inducirle a error en su desempeño laboral, y acusarle después de negligencia o faltas profesionales.
- Difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización chismes o rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.
- Infravalorar o no valorar en absoluto el esfuerzo realizado por la víctima, negándose a evaluar periódicamente su trabajo.
- Bloquear el desarrollo o la carrera profesional, limitando retrasando o entorpeciendo el acceso a promociones, cursos o seminarios de capacitación.
- Ignorar los éxitos profesionales o atribuirlos maliciosamente a otras personas o a elementos ajenos a él, como la casualidad, la suerte, la situación del mercado, etc.
- Criticar continuamente su trabajo, sus ideas, sus propuestas, sus soluciones, etc.; o simplemente no tomarlas en cuenta bajo cualquier pretexto.
- Monitorizar o controlar malintencionadamente su trabajo con vistas a atacarle o a encontrarle faltas o formas de acusarle de algo.
- Castigar duramente o impedir cualquier toma de decisión o iniciativa personal en el marco de sus responsabilidades y atribuciones.
- Bloquear administrativamente a la persona, no dándole traslado, extraviando, retrasando, alterando o manipulando documentos o resoluciones que le afectan.
- Ridiculizar su trabajo, sus ideas o los resultados obtenidos ante los demás trabajadores, caricaturizándolo o parodiándolo.
- Invadir la privacidad del acosado interviniendo su correo, su teléfono, revisando sus documentos, armarios, cajones, etc.
- Robar, destruir o sustraer elementos clave para su trabajo.
- Atacar sus convicciones personales, ideología o religión.
- Animar a otros compañeros/jefes a participar en cualquiera de las acciones anteriores mediante la persuasión, la coacción o el abuso de autoridad.2
- Atentar contra la ergonomía del trabajador en su sitio laboral.
- Asignarle tareas humillantes, incómodas o desagradables.
Encontrar soluciones
Tomar conciencia del daño al que estamos siendo sometidos es el primer paso para solucionar todo un calvario que no tiene porqué continuar. Este es un paso importante ya que el acosador laboral basa gran parte de su fuerza en el desconocimiento por parte del acosado hasta que ya es demasiado tarde y éste tiene pocas posibilidades de defenderse.
Una vez que somos conscientes del acoso al que nos someten, tenemos que reunir pruebas (documentos, testigos o certificados médicos) porque el mobbing parte de pequeños actos que, aunque individualmente no signifiquen nada, unidos generan un importante ataque. Con pruebas en nuestro poder, el siguiente paso será denunciar la situación ante el médico de la empresa, un inspector de trabajo y la Seguridad Social, intentando que se reconozca el acoso como un accidente de trabajo. A continuación, denunciaremos los hechos ante las organizaciones sindicales y ante el comité de empresa. Para todo ello, es muy importante buscar el apoyo de otras personas que hayan pasado por este mismo trance, de este modo no nos sentiremos solos en esta parte del proceso.
Una vez que somos conscientes del acoso al que nos someten, tenemos que reunir pruebas (documentos, testigos o certificados médicos) porque el mobbing parte de pequeños actos que, aunque individualmente no signifiquen nada, unidos generan un importante ataque. Con pruebas en nuestro poder, el siguiente paso será denunciar la situación ante el médico de la empresa, un inspector de trabajo y la Seguridad Social, intentando que se reconozca el acoso como un accidente de trabajo. A continuación, denunciaremos los hechos ante las organizaciones sindicales y ante el comité de empresa. Para todo ello, es muy importante buscar el apoyo de otras personas que hayan pasado por este mismo trance, de este modo no nos sentiremos solos en esta parte del proceso.
--- y por último ( de momento )
La víctima :
Las víctimas de acoso psicológico en el trabajo quedan muy afectadas. Las injurias o los bulos, las agresiones verbales, humillaciones, críticas, acusaciones gratuitas, dejar su puesto de trabajo vacío de contenido, son conductas típicas de los acosadores laborales. Los expertos suelen clasificarlos siguiendo un patrón doble.
Por un lado Psicópatas en la organización, gente normal que puede resultar encantadora pero que no tiene ni conciencia moral ni ética. Por otra parte Narcisistas, que eliminan de su alrededor a todos quienes puedan hacerles sombra e intentan rodearse de personas mediocres y sumisas.
Tiene efectos múltiples este tipo de maltrato psicológico en el ámbito laboral de forma continua y reiterada, con premeditación y con consciencia de lo que se está efectuando. Un maltratador, un acosador, no lo es casualmente, ni sin darse cuenta, la premeditación es inherente a este delito también conocido como «mobbing»; entre sus efectos primarios tiene dolores de cabeza, musculares y articulares, irritabilidad, ansiedad, ataques de pánico, sensación de muerte inminente o cardiopatías, pérdida de memoria, capacidad de concentración y autoestima, pérdida de la confianza en sí mismas ….; ocasionando otros daños psicológicos, no visibles, pero que, -muchas veces-, somatizan en daños físicos y que pueden ser desde dermatitis hasta insomnios o estrés pasando por depresiones, enfermedades gastrointestinales; unos daños que, en muchas ocasiones, pueden ser irreversibles, y cuanto más avanza el acoso, más difícil es su recuperación. No estamos hablando de mal ambiente de trabajo, estamos ante un delito, y muy grave por las consecuencias que del mismo se desprenden.
El acoso psicológico en el trabajo, suele entenderse como las situaciones de maltrato producidas, al menos, dos veces por semana y de forma reiterada durante seis meses; pero sin embargo, afortunadamente hay sentencias que se fijan más en la gravedad del daño que en la periodicidad de las agresiones, y si se demuestra la intencionalidad delictiva del acosador, si se demuestra que el acosador pretendía causar daño, a veces, ni siquiera es necesario llegar a los seis meses de rigor, ya que en un tiempo considerablemente inferior se pueden estar produciendo graves daños. Hay que precisar que el acosador huye del maltrato físico y extrema su cuidado porque sabe perfectamente que ser descubierto y con presencia de testigos, lo sitúa en los tribunales con total seguridad.
Por otra parte existen tantos casos de acoso vertical, el que ejerce el jefe hacia sus inferiores jerárquicos, como horizontal, el que se establece entre compañeros; del mismo modo puede existir acoso laboral vertical en sentido inverso, el que se produce desde niveles jerárquicos inferiores hacia superiores, caso típico del acoso a un profesor por parte de parte del alumnado.
En este último caso, igualmente se establece el tipo de rivalidad y lucha de poder unilateralmente (de parte solamente del lado del acosador) hacia el docente; en el “mejor” de los casos el docente podrá padecer un caso de burnout, que es el llamado síndrome del quemado. Si la jerarquía no soluciona los problemas, el acosado tendrá dos salidas, la enfermedad o la renuncia a su puesto.
Según la intencionalidad existe un tipo de maltrato que surge de la propia empresa buscando un despido barato y decide hacer enfermar a una persona a través de este tipo de prácticas conductuales, la víctima caerá en una depresión con una sintomatología de síndrome postraumático y entrará en una fase de incapacidad temporal o permanente según sea la gravedad de los daños.
También existe la modalidad del acoso basado en un disfrute psicopatológico donde una víctima, que en principio presenta una personalidad fuerte, termina convirtiéndose en alguien débil, o vulnerable, por su afectación, tales son los extremos a los que se deviene por medio del acoso laboral.
Es por esto que es importante que quede constancia por escrito de que la persona se reconoce como tal, de que se siente víctima y que, desde ese mismo momento, se esfuerce por superar las circunstancias que la hacen sentirse así. Llevar un diario laboral es algo fundamental para después no dudar de lo que ha pasado, las habilidades psicológicas del acosador no son pocas, suelen tener infinitos recursos para llevar a cabo un elaboradísimo plan de actuación, son escrupulosos estrategas que basan su fuerza en infundir miedo a su víctima y cuya defensa será decir e intentar probar por todos los medios que a su víctima le falla la cabeza.
Aunque normalmente, es muy difícil encontrar apoyos de compañeros incluso si estos son considerados como amigos de la víctima, la gente no quiere problemas; sin embargo de vez en cuando podremos sorprendernos gratamente ver concurrir a personas absolutamente desinteresadas y que en virtud de la justicia presentan su declaración y testimonio.
Es conveniente que la víctima antes de que empiece a ver resquebrajarse su fuerza psicológica, ponga el caso en conocimiento de la empresa o/y de la Administración, de los sindicatos, inspección de trabajo y departamentos de prevención. Nunca callar, porque hablar es una de las formas de cortar el acoso. Aunque en ocasiones, nada de esto vale, las circunstancias parecen confabularse contra la víctima gratuitamente tal como si fuera el objeto directo de un complot lamentable.
Hay que decir que el hecho de ser acosado no implica una debilidad previa de la víctima. Y no hay que confundir la realidad personal con la imagen que tenemos de la víctima, cuando ya ejerce de tal, la víctima como la persona que queda después del acoso, personas que cuando pasan a ser blanco del acoso se convierten en débiles; pero porque están afectadas, pero en realidad no lo son, si lo fueran realmente, habrían cedido antes o después a las pretensiones del acosador, que establece una lucha de poder con ella, aunque una lucha unilateral; porque la víctima, en principio, ni repara en la persona del acosador, que podrá actuar solo o en grupo; no por manifestarse solo deja de poder considerarse como acoso porque no existe concurso de otros, el concurso de otros puede o no existir, el acoso se establece independientemente del grupo anexo, aunque indudablemente, si existe, contará con él para manipularlo a su antojo y en su beneficio; por lo que es una verdadera vergüenza que el grupo, -que adopta la personalidad de un rebaño de oveja-, se deje manipular, por cobardía, por conveniencia o por complicidad activa o pasiva, pues recordemos que la omisión y la inhibición en determinadas ocasiones, puede ser sinónima de delito, porque estamos ante hechos delictivos. No lo olvidemos, un delito, luego el acosador es un delincuente, y su cómplice otro.
Los acosadores suelen ser personas cobardes que, cuando la víctima les planta cara con seguridad y les demuestra que se les va a hacer frente, cortan con los malos tratos, porque quieren obtener placer pero sin asumir muchos riesgos. De todas formas existe otro tipo de acosador que para nada es cobarde, es inherente a su condición ser osado y atrevido y carecer de principios morales y éticos, lo que le emborracha inhibiéndole y le obnubila porque pierde la perspectiva de toda referencia moral y/o ética frente a su víctima, en un afán de reafirmarse y reconocerse como “persona” o “personalidad” válida pues entiende que es superior porque “puede” con la víctima. Todo un trastorno psicológico. Esto pasa en la sociedad competitiva en la que vivimos, individualista, insolidaria, inhumana y sin conciencia social real.
El Efecto del Acoso en las Víctimas es de todas todas muy negativo, se deja sentir en sus relaciones sociales que se resienten con conflictos y en la desgana de la víctima para atender encuentros sociales donde el acosador podría aparecer, y en general desgana por atender a las relaciones sociales, la víctima está cansada por dentro, no tiene ganas de nada, pero que de nada.
Como resultado del acoso, las víctimas pierden tiempo tanto en trabajo como en estudios porque la cabeza no les deja de dar vueltas, buscando una explicación a tantos desmanes o por una definitiva pérdida de concentración y de confianza en sí mismas; buscan alejarse del problema y pueden decidirse por un cambio de trabajo o de centro.
Generalmente la víctima además de no encontrarle solución al problema advierte que sus acciones, sean cuales sean, no logran sino empeorar la situación; y esto, fundamentalmente, porque el acosador de ninguna manera quiere una solución, el problema lo ha creado él con un fin, deshacerse de la víctima, por supuesto no va a dialogar ni a pactar nada con ella, a menos que sea en términos de dominación, ese sí es su objetivo: reducir a la víctima, que no es sino un objeto pasivo de su admiración, pero la envidia enturbia su visión y en vez de admirar lo que hace es atacar lo que no puede alcanzar.
El aislamiento al que la víctima quedó sometida traerá sus consecuencias, no solo laborales como por ejemplo la posible claudicación de sus sistemas de afrontamiento o posibles despidos, jubilaciones anticipadas, invalidez, la exclusión del mundo laboral, alteración del equilibrio socioemotivo y psicofísico de la víctima, problemas psicológicos varios que pueden llegar hasta el suicidio o accidentes laborales cuando menos, con resultado de muerte o no. Si el principal objetivo del acosador es que la víctima desaparezca del ámbito laboral, vemos con lo anteriormente dicho que realmente en muchas ocasiones lo consigue hasta literalmente; y esto como “castigo” a no sometimiento.
Y la empresa también queda castigada, el no afrontar positivamente el problema también traerá consecuencias para ella, para la organización, pues tendrá que afrontar la pérdida de los trabajadores más brillantes y con ello se expone a un descenso de la eficacia por el mal clima laboral reinante, un contexto tóxico y expansivo, también la desaparición de la eficiencia por la extensión de la mediocridad técnica y humana.
Para afrontar la recuperación ha de lograrse la desactivación emocional, desconectar emocionalmente, dejar de captar tantas emociones, difícil sin duda; y haber superado el conflicto haciéndose fuerte ante él y volver a experimentar ilusión por vivir, saber que existe una vida, que puede ser hasta feliz, después de un caso de acoso. A veces la vida depara sorpresas muy gratas, pero hay que pasar página y vivir, sentir, seguir creciendo personalmente, sin que ningún indeseable se interponga en el camino; es fundamental cambiar de ambiente, un cambio de tercio, que aparentemente puede ser considerado por algunos como una derrota, lo que puede significar es una inmensa victoria, con la seguridad de que una vez superado el caso, la víctima se habrá fortalecido y madurado y se puede proyectar hacia el exterior, si quiere exponiendo incluso su experiencia, con el objetivo de abrir los ojos de otras personas a la realidad candente de un pobre, miserable, mundo y ambiente laboral general. La mediocridad laboral es promovida por la envidia del acosador; esto se combate creando un clima laboral sano, educando a la gente, concienciando y aplicando políticas de RSC o Responsabilidad Social Corporativa.
...concluyendo :
Para las víctimas de acoso este hecho supone un impacto negativo significativo en sus relaciones sociales. El acosador crea conflicto en las relaciones socio-laborales de la víctima, y en la mayoría de los casos el motivo son los celos profesionales o personales. Las víctimas suelen presentar o sufrir conflicto en sus amistades como resultado de ser acosadas; de este modo el conflicto suele sustentarse en la desgana de la víctima para atender las relaciones sociales que el acosador podría frecuentar, y la frustración del amigo surge al creer que la víctima no estaba desalentando suficientemente a su acosador.
Juan Barberá
( algunas situaciones de la vida, APtitudes - ACtitudes de algunas personas , tienen PREGUNTAS, tienen RESPUESTAS )
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