Un amigo me solía decir: ‘quién no disfruta de estar solo, está en muy mala compañía’. Quiero diferenciar entre estar solo y no tener con quién compartir aspectos personales o íntimos y el sentimiento de soledad que es una actitud que no está relacionada con los demás, sino con mi propia percepción de que a nadie le interesa mi vida o mis cosas.
Es muy diferente estar solo que sentir la soledad. Puedo dormir en la misma cama con alguien o estar en una fiesta familiar llena de gente, afecto, calidez y sentir una gran soledad o vacío, o estar en un cuarto lejos de todos y sentir que puedo estar bien, siendo consciente que la vida tiene a veces momentos para estar compartiendo con las personas y momentos para estar a solas.
En nuestra cultura nos enseñan que es doloroso estar solo, que nos debemos sentir mal cuando no tenemos compañía. Si nos gusta o disfrutamos de la soledad, somos un poco raros, se dice con frecuencia: ¡pobrecita esa persona que está sola! Sin embargo, en el día a día y entre más avanza nuestra vida, probablemente pasaremos más tiempo a solas.
En mi vida he aprendido que más importante que con quién estoy o qué hago, es cómo me siento conmigo, si tengo paz o no en mi corazón, mi mente y mis emociones. Porque al final, aunque esté con otras personas, primero debo estar conmigo mismo. Es determinante DECIDIR estar bien y feliz.
Por supuesto que existen situaciones o personas que nos afectan o nos causan dolor, pero tenemos la opción de hacerlo más o menos doloroso, de igual manera, más o menos duradero. Mientras vivas, no importan las circunstancias, cada quien tiene el poder de decidir qué pensamientos o qué sentimientos alimenta y cómo se siente consigo mismo o en relación con los demás.
Imagina que quieres hacer una fiesta para una persona muy querida y muy cercana, para este fin, arreglas con un sinnúmero de detalles el lugar, haces lo posible para que tus invitados sean personas gentiles que tengan buenas palabras y buenos detalles para con el homenajeado y, si notas algo negativo, que va a dañar el ambiente, buscas de la mejor forma, pasar discretamente el momento difícil, para de esta forma crear un ambiente especial e inolvidable para todos los presentes.
Ahora piensa en que tú eres la persona invitada, ¿cómo te gustaría que te recibieran? ¿Qué te trataran? ¿Qué se relacionarán contigo en ese momento? Puedes decidir si en tu interior se permiten invitados desagradables que son los pensamientos negativos, los juicios, los reproches e invitados agresivos como los resentimientos, la envidia, la rabia, la culpa, que son despiadados y destructivos. Si quieres invitados agradables decide con DETERMINACIÓN crear un espacio grato dentro de sí mismo, háblate con calidez y gentileza, trátate en tu interior como tratarías a tus invitados más preciados, háblate de la misma manera, ten cuidado en la forma como te comunicas, resalta en tus pensamientos lo que te gusta de ti, de tu vida, asume la responsabilidad sobre lo que quieres mejorar y reconoce tu fuerza y tu capacidad de hacerlo.
Agradece y valora tus esfuerzos, tus logros, tus afectos, tus momentos placenteros, revívelos con gratitud no con nostalgia o con auto reproches. Y si a veces te es difícil controlar tus pensamientos, haz deporte, pinta, baila, practica una actividad que disfrutes y que consideres constructivo para tu vida. La diferencia entre sentir la soledad o la intimidad, es el tipo de fiesta o de ambiente que creas en tu interior. En la soledad los pensamientos o emociones que invitas y que alimentas en tu interior son de reproche autocompasión y dolor, de miedo e incertidumbre. Para sentir la intimidad tú decides crear un templo en tu interior, en el que los invitados son la alegría, la gratitud, la flexibilidad, la aventura y la confianza de que pase lo que pase, la vida es un regalo maravilloso, en el que cada instante se puede vivir feliz.
Sabes quienes de tus cercanos viven sufriendo y quejándose de soledad o quiénes son aquellos que disfrutan de todo momento, que gozan de su propia compañía, porque aquellos que sienten la soledad con frecuencia son personas que critican, que es difícil estar con ellos, que transmiten ansiedad o angustia, y que con esa actitud acentúan su inconformidad y cada vez menos, otros querrán compartir de su compañía; Mientras que quienes disfrutan su intimidad, emanan tranquilidad, serenidad y alegría; es muy fácil estar con ellos.
¡No necesitas razones para estar feliz, para disfrutar que más razón que pensar que te lo mereces!
Juan Barberá
... "asume la responsabilidad sobre lo que quieres mejorar"
Es muy diferente estar solo que sentir la soledad. Puedo dormir en la misma cama con alguien o estar en una fiesta familiar llena de gente, afecto, calidez y sentir una gran soledad o vacío, o estar en un cuarto lejos de todos y sentir que puedo estar bien, siendo consciente que la vida tiene a veces momentos para estar compartiendo con las personas y momentos para estar a solas.
En nuestra cultura nos enseñan que es doloroso estar solo, que nos debemos sentir mal cuando no tenemos compañía. Si nos gusta o disfrutamos de la soledad, somos un poco raros, se dice con frecuencia: ¡pobrecita esa persona que está sola! Sin embargo, en el día a día y entre más avanza nuestra vida, probablemente pasaremos más tiempo a solas.
En mi vida he aprendido que más importante que con quién estoy o qué hago, es cómo me siento conmigo, si tengo paz o no en mi corazón, mi mente y mis emociones. Porque al final, aunque esté con otras personas, primero debo estar conmigo mismo. Es determinante DECIDIR estar bien y feliz.
Por supuesto que existen situaciones o personas que nos afectan o nos causan dolor, pero tenemos la opción de hacerlo más o menos doloroso, de igual manera, más o menos duradero. Mientras vivas, no importan las circunstancias, cada quien tiene el poder de decidir qué pensamientos o qué sentimientos alimenta y cómo se siente consigo mismo o en relación con los demás.
Imagina que quieres hacer una fiesta para una persona muy querida y muy cercana, para este fin, arreglas con un sinnúmero de detalles el lugar, haces lo posible para que tus invitados sean personas gentiles que tengan buenas palabras y buenos detalles para con el homenajeado y, si notas algo negativo, que va a dañar el ambiente, buscas de la mejor forma, pasar discretamente el momento difícil, para de esta forma crear un ambiente especial e inolvidable para todos los presentes.
Ahora piensa en que tú eres la persona invitada, ¿cómo te gustaría que te recibieran? ¿Qué te trataran? ¿Qué se relacionarán contigo en ese momento? Puedes decidir si en tu interior se permiten invitados desagradables que son los pensamientos negativos, los juicios, los reproches e invitados agresivos como los resentimientos, la envidia, la rabia, la culpa, que son despiadados y destructivos. Si quieres invitados agradables decide con DETERMINACIÓN crear un espacio grato dentro de sí mismo, háblate con calidez y gentileza, trátate en tu interior como tratarías a tus invitados más preciados, háblate de la misma manera, ten cuidado en la forma como te comunicas, resalta en tus pensamientos lo que te gusta de ti, de tu vida, asume la responsabilidad sobre lo que quieres mejorar y reconoce tu fuerza y tu capacidad de hacerlo.
Agradece y valora tus esfuerzos, tus logros, tus afectos, tus momentos placenteros, revívelos con gratitud no con nostalgia o con auto reproches. Y si a veces te es difícil controlar tus pensamientos, haz deporte, pinta, baila, practica una actividad que disfrutes y que consideres constructivo para tu vida. La diferencia entre sentir la soledad o la intimidad, es el tipo de fiesta o de ambiente que creas en tu interior. En la soledad los pensamientos o emociones que invitas y que alimentas en tu interior son de reproche autocompasión y dolor, de miedo e incertidumbre. Para sentir la intimidad tú decides crear un templo en tu interior, en el que los invitados son la alegría, la gratitud, la flexibilidad, la aventura y la confianza de que pase lo que pase, la vida es un regalo maravilloso, en el que cada instante se puede vivir feliz.
Sabes quienes de tus cercanos viven sufriendo y quejándose de soledad o quiénes son aquellos que disfrutan de todo momento, que gozan de su propia compañía, porque aquellos que sienten la soledad con frecuencia son personas que critican, que es difícil estar con ellos, que transmiten ansiedad o angustia, y que con esa actitud acentúan su inconformidad y cada vez menos, otros querrán compartir de su compañía; Mientras que quienes disfrutan su intimidad, emanan tranquilidad, serenidad y alegría; es muy fácil estar con ellos.
¡No necesitas razones para estar feliz, para disfrutar que más razón que pensar que te lo mereces!
Juan Barberá
... "asume la responsabilidad sobre lo que quieres mejorar"
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