sábado, 11 de febrero de 2017

Me muero por vivir...Me muero por sentir

Con los sentidos envueltos por tanto bullicio interior que a veces me cortaban las alas en el vuelo hacia la ilusión y la esperanza. Así fue como decidí vestir con palabras e imágenes los retazos de los desvaríos de mis emociones y pensamientos más rebeldes. 
Y es que llega un momento en que la vida te empuja, te grita e incluso llega a golpearte con caricias reflexivas de verdad y realidad. Hay un punto en el caminar de todo ser humano en que es necesario mirar hacia atrás para comprendernos a nosotros mismos, para entender nuestro momento actual y para fijar nuestra vista en todo el camino que queda por delante, un camino que nosotros hemos de construir con lo ya vivido, con las lecciones aprendidas, con los muros ya destruidos, con los gritos que callamos en nuestro ser, con las sonrisas perplejas de quietud. Llega un momento en que tu mundo interior te exige más dedicación, mirarte más por dentro y dejar de escuchar las voces y palabras del exterior. Simplemente llega el día en que las horas de tu reloj se detienen, te observan y te susurran que te escuches a ti mismo/a y dejes de arañarte el alma con lo que piensen y digan los demás.

Dejo al descubierto mi niño, sin máscaras ni dobleces, sin medias tintas, sin miedos, porque ya me cansé de mirar al cielo y suspirar y que nadie comprenda el por qué de esta sensibilidad, ya me defraudaron los porqués disfrazados de comprensión de aquéllos que decían entender mis lágrimas en los moldes de una lectura o en los escalofríos de una melodía, porque hoy, aquí y ahora quiero ser yo mismo, mirarme y quererme, respetarme, mimarme y encontrar mi verdadero destino siendo así, a veces timido, con una tal vez exagerada sensibilidad, soñador, con miedos, dudas, ilusiones, sueños,...al fin y al cabo una persona como tantas y tantas, después de todo simplemente yo.
Me cansé del maquillaje con el que adorné en ocasiones mi alma, tal vez para hacerme querer, me cansé.
Despertar, despertar de la pesadilla incoherente de este mundo que no entiendo, despertar y seguir caminando. Darte cuenta que nada es como lo soñado, como lo esperado, que la vida sigue sus propias pautas y no se detiene ante el dolor, la desilusión o la desesperanza. Y a partir de esos golpes del destino tienes que empezar de nuevo,cambiar de rumbo y proseguir esta vez por una senda nueva, con paisajes diferentes, sonrisas que inventar, huellas que dejar...de eso se trata, de dejar la huella de tus sentidos como transeúnte de esta vida, de tratar de ser mejor persona cada día, ofrecerle cobijo en tu alma a los demás cuando sus latidos se enciendan de nostalgia y un dolor añejo que hiere como el filo de un cuchillo entre la piel.

Nadie está a salvo de las inclemencias que los deseos ajenos pueden dejar en las expectativas que nosotros nos hemos marcado de ellos. Y es que por más que desees no hacerlo, siempre hay que creer,caer y levantarse de nuevo para emprender un viaje que tal vez esta vez te lleve a descubrir lo que en el ayer se te negó.

La amistad, la amistad para mí siempre significó unas manos unidas por la comprensión, la confianza, el cariño y la complicidad, hoy...hoy solo veo a su alrededor un manto de falsedad, de promesas incumplidas y de unos recuerdos que hoy hieren hasta inundarte de vacío por dentro.Prometí no volver a caer en ese confiar sin medidas en alguien, prometí no ser tan ingenuo, prometí tanto, tanto que se hizo infinito y nunca llegué a cumplir...y de nuevo caí,y otra vez perdí.Pero no, no por esto quiero detener mi mundo,no, no niego que es difícil, que cada desilusión se va llevando tras ella un pedacito de ti que nunca volverá pero no, no quiero dejar de creer en las personas, en su verdad, su compromiso, su lealtad.Y pienso que en ocasiones como esta lo mejor es poner distancia, alejarse de la hipocresía, de los harapos de la más agria mentira, de esos intereses que te hacen sentir un muñeco de trapo en emociones ajenas, ese objeto que tan solo toman cuando no hay nada mejor que hacer, nada mejor con que calmar su aburrimiento, su ansiedad o su tiempo.

Y me cansé, me cansé de ser la alternativa a la que todos recurren en sus horas bajas, me cansé de recibir solo espaldas cuando mis ilusiones y esperanzas se tambaleaban, me cansé de ser moneda de cambio, objeto de segunda mano, me harté de imaginar que todo cambiará, me harté de hartarme de llorar.

Hoy, hoy quiero seguir creyendo en las oleadas de este pacifíco respirar...yo solo, con mis miedos, mis dudas y mis pequeños sueños, sin nadie que me anule, que me haga perder, que me deje caer.... 

Bibliografia : palabras de internet que reflejan mi VIVIR , mi SENTIR 
Juan

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